Respeto,
honradez y trabajo. Tres palabras y una gran verdad. La hermosa verdad de don
Fredesvindo Vásquez Acuña para convertirse en un hombre útil a su comunidad. Un
gran ejemplo para los suyos, un buen padre de familia, un ciudadano con ansias
de progreso. Respeto, honradez y trabajo: un lema que le impusieron sus mayores.
Por supuesto, también consiguió que éste sea aquilatado por quienes lo
rodearon.
Recientemente
estuvimos en Chalamarca. La visita obligada, el paradero obligado: la vivienda
de un gran amigo, el señor Fredesvindo Vásquez Acuña, cariñosamente “don Vindo”.
Este extraordinario hombre, a sus 84 años de edad, lo encontramos lleno de
vitalidad. Según él, no hay mejor gozo que vivir muy cerca al campo, y en esto
parece que tiene razón. Don Fredesvindo poco a poco le gana el tiempo. Para sus
amigos esta coyuntura es satisfactoria, ya que al llegar a Chalamarca es
gratificante contemplar a este distinguido chotano derramando experiencia y
trabajo, acostumbrado a la tranquilidad de su cómoda vivienda y extensa quinta,
añorando con nostalgia el hermoso tiempo pasado, pero a la vez soñando con
tener un distrito que sea el más importante de la provincia de Chota.
22 de
octubre de 1996. La noche transcurre apacible. Toda la tarde la lluvia nos
estuvo acompañando. Frente a frente con don Vindo conversamos de varios temas.
Es muy posible que ya lo hayamos tratado anteriormente. Sin embargo, todo
parece nuevo, tan claro y tan aleccionador. Sus grandes recuerdos no pueden
sustraerse a sus épocas de futbolista. Recortes periodísticos y fotografías nos
muestran a un joven arquero, héroe de mil jornadas, defendiendo con honor la
portería de su querido equipo del Colegio Nacional San Juan. Cajamarca,
Trujillo y Casagrande son ciudades donde demostró su calidad como guardavalla.
Según él, otros tiempos en que los equipistas cumplían religiosamente con sus
entrenamientos, pero sobre todo vivían alejados de los vicios que atentaban
contra el rendimiento físico.
Don
Fredesvindo desde muy pequeño tuvo que realizar tareas de adultos. Las
circunstancias se lo impusieron. Desde los 12 años de edad tuvo que actuar como
padre. Había obligaciones que cumplir, familiares a quien atender y un hermano
a quien educar. Precisamente el abogado Julio Vásquez Acuña llegó a ser alcalde
de Chota y diputado nacional.
Conversar
con este ciudadano chotano es compenetrarnos a un mundo que, a simple vista,
puede resultar fácil. Tengo entendido, ha sido todo lo contrario. Fue profesor,
empleado del Banco de la Nación (Caja de Depósitos), administrador de hacienda,
etc., pero sobre todas las cosas llegó a amar a la campiña y se quedó en ella
porque supo darle la comodidad espiritual y, por supuesto, la tranquilidad
económica.
Don Vindo
recuerda con mucho cariño a sus familiares: a sus padres, a sus queridos
hermanos Julio, Hormecinda (fallecida) y Requilda, a los 13 hijos fruto de sus
dos compromisos matrimoniales. Precisamente, una de sus hijitas, la señorita
Ninfa, es su fiel acompañante.
Palabras
finales para su gran pasión. Después de 53 años en realizar gestiones, don
Fredesvindo Vásquez Acuña ve cristalizada su gran obra: la creación del
distrito de Chalamarca, según Ley Nº 26456. Tiene palabras de agradecimiento
para la congresista Dra. Luz Salgado por todo el apoyo que supo brindar desde
la alta posición parlamentaria que actualmente ostenta. Don Vindo ama a su
Chalamarca; con toda su gente supo edificar este novel distrito que ahora
espera de sus autoridades una especial dedicación para hacerlo merecedor de tal
categoría.
Al día
siguiente día nos alejamos de Chalamarca. Dejamos a don Fredesvindo con sus
recuerdos, sus fotografías y libros, sus placas recordatorias y revistas,
saboreando sus penas y alegrías. Pero no es momento para tristezas. Al llegar
el 14 de noviembre, fecha de su onomástico, será oportuno para seguirle
deseando buena salud y muchos años más de vida. Enhorabuena. (HCA).
*En NORTE, Octubre de 1996.
No hay comentarios:
Publicar un comentario