domingo, 19 de mayo de 2013

CONVERSANDO CON DON MARIO MESTANZA VILLACORTA *

                                               ENCUENTROS CERCANOS CON GRANDES TIPOS




Cierto día del año en curso me acerqué a saludar a don Mario Mestanza Villacorta. Horas de la mañana. Primero, los saludos de rigor. Enseguida me enseña las copias mecanografiadas de un trabajo que desea publicar. Aproximadamente 260 páginas, todas referidas a vivencias en su querida Chota. Hablamos de tiraje, presupuesto, todo aprisa. Es comprensible, tiene que atender a sus clientes, trato de ser prudente. Le sugiero la conveniencia de visitarlo por la tarde. Acepta.

La cita para conversar con don Mario se concreta para las 4 de la tarde. Así es. A la hora señalada me aproximo presuroso al lugar indicado. Al llegar a la puerta de su casa, doña Maximina, su esposa, me hace pasar. Enseguida aparece don Mario. Creo que estuvo gozando de una reconfortante siesta.

Me pregunto en silencio: ¿Estará delicado de salud? No me atrevo a preguntarle respecto a lo que percibo. En todo caso, lo veo animoso.

Y comienza la conversación. Él es el protagonista. Tengo frente a mí a un hombre que siempre luchó por salir adelante. Muchos temas. Muchos recuerdos. El destino que juega con el hombre, con el profesional, con el CIUDADANO. Realizaciones. Coincidencias. Misterios. ¡Vaya usted a saber! Y como la vida misma, una historia que va forjándose con alegrías y pesares. Sí, con grandes realizaciones, pero también –como en un principio- soportando las carencias que le impuso el medio.

Sin que haya una propuesta establecida, ya está tratando sobre el tema del Hospital de Chota.

Afirma:

-Aunque a muchos no les guste, es bueno aclararlo. La gestión del diputado Víctor Tantaleán fue decisiva para la creación de este hospital.

Agrega:

-Para llenar el requisito que debía cumplir para su creación en lo que respecta a la población beneficiaria, tomaron en cuenta aquella que pertenecía a las provincias de Cutervo, Santa Cruz y Hualgayoc.

Sigue brindando mayores datos. Afirma tener muchos documentos, copias de leyes, etc. Hace referencia sobre su paso por la Beneficencia Pública de Chota y la efectiva labor que el tocó cumplir en esta institución.

Le pregunto:

-Don Mario, ¿qué amigos de su infancia o su colegio se encuentran en Chota?

La respuesta no se hace esperar:

-Héctor Bautista y Segundo Núñez Montes.

Sin embargo recuerda a un amigo entrañable que hoy vive en Trujillo, el Dr. Julio Vásquez Acuña.

Me interesa saber si fue deportista.

-Me gustaba el fútbol, pero como era enfermizo no podía practicarlo en forma continua. Además mi madre me lo prohibía, tanto que el curso de Educación Física no lo llevaba. Estaba exonerado por lo delicado de mi salud.

En esta parte hagamos un poco de historia en la vida de don Mario. Realiza sus estudios en el C.E. Nº 10381 (ex 61). Sus estudio secundarios, en el Colegio Nacional “San Juan”, promoción 1940. En la Universidad Nacional de Trujillo realiza sus estudios superiores en las Facultades de Farmacia y Ciencias Biológicas; por consiguiente ostenta dos títulos.

Pero vayamos por partes. Atiendo lo que él me cuenta:

-En la educación secundaria tuve un retraso de un año en relación a mis primeros compañeros de estudios. Sólo uno de ellos me siguió acompañando, el Dr. Julio Vásquez Acuña.

Refiere que los estudios eran muy fuertes, todos alumnos “chancones”, lo que daba lugar a que haya una gran preocupación por los estudios a fin de no quedar relegados. Como hecho anecdótico nos relata que “la única mujer que concluyó sus estudios en mi promoción fue Felícita Huanámbal”.

Con cariño recuerda a sus grandes maestros, hombres muy bien preparados pero también muy exigentes y justos, a sus compañeros de clases  que debían madrugar a la plaza de armas a fin de lograr un buena ubicación para aprovechar las bombillas de luz artificial.

Habla sobre las competencias deportivas, grandes partidos de fútbol. Tiene palabras para un deportista, compañero de aula. Dice:

-Se trataba de Manuel Díaz Collantes, de Santa Clara. ¡Qué muchacho para correr! Dominaba todas las pruebas. Era quien sacaba la cara por la sección.

Prosigue:

-Se disputaba una carrera de 1000 metros. Nuestra sección no tenía representante en esta prueba. Se logra que Manuel Díaz se inscriba para esta carrera. Nadie le daba chance ya que anteriormente había participado en otras pruebas de campo. Sin embargo a la hora decisiva, nuestro compañero gana imponiendo un ritmo de carrera que al final remata con gran velocidad. Todo era alegría para nosotros.

Es prudente agregar lo siguiente: don Mario Mestanza, después que concluye su educación secundaria y debido a  las dificultades económicas, tiene que optar por trabajar en la fábrica de aguas gaseosas de propiedad de su hermano Octavio. Un bien día, su profesor de matemáticas, el Prof. Alarcón, se sorprende al verlo trabajar en esta fábrica. De este accionar también se entera el director del Colegio San Juan, el profesor Oscar Cevallos. Luego, una nueva página. Gracias al apoyo y gestión del diputado Benedicto Cevallos es propuesto como profesor de la escuela primaria de Tacabamba. Sin embargo el destino le es esquivo. Su nombramiento sale para el distrito de La Esperanza, provincia de Santa Cruz. Era el año 1942. En este lugar vive noches de soledad y de música, acompañado muchas veces de otro instrumentista que con guitarra en mano se convierten en un dúo muy afiatado.

Gracias a los buenos consejos de su querida madre ahorra todo lo que puede de su sueldo como profesor de La Esperanza. Su misma progenitora le entrega una suma de dinero para que costee sus estudios superiores. Lo que viene a continuación es historia conocida. Ingresa a la Universidad Nacional de Trujillo. Adquiere dos títulos profesionales. Posteriormente trabaja en esta universidad, aproximadamente ocho años, Luego regresa a Chota. Se hace cargo de una plaza en el Colegio San Juan. En este mismo centro educativo organiza el gabinete de física y laboratorio de química. También desempeñó labores docentes en el Instituto de Comercio, Colegio Agropecuario y Colegio Sagrado Corazón de Jesús.

Muchas anécdotas giran entorno a la vida de don Mario Mestanza. Con cierto orgullo cuenta que puso su granito de arena para que profesionales de la salud se decidieran por la carrera docente. Testigos de estos afanes son los doctores Hernán Rivera, Alejandro Valdivia y Clarita Tantaleán M.

Don Mario Mestanza es escritor, tiene en su haber muchos escritos, extraordinarios poemas; también ha compuesto canciones. Precisamente, dos integrantes de su partido político, el Partido Aprista Peruano, las señoras Teresa Campos V. y Magnita Mejía P., suscriben un documento donde se lee: “Embelesado con su Chota que lo vio nacer e inspirado en el verdor de sus paisajes, en la hermosura de sus campiñas, en las costumbres de su pueblo, así empezó a escribir en la profundidad de sus corazón y llevado por su creadora inspiración transformó el  sentir de sus pensamientos en música porque los tradujo en versos. En sus canciones evoca las costumbres de su pueblo, la hermosura de la mujer chotana, la valentía y el coraje de sus hombres, canta la belleza del paisaje chotano comparándola con lo celestial y siente verdadero orgullo de ser chotano.”

Esta vez no fue propicio hablar de política con don Mario Mestanza. Disfruté mucho de esta conversación. Todavía se le nota animoso. Ya para concluir, tiene palabras de cariño para su esposa Maximina Cabrejos y para sus hijos: Lilia Aydé, Carlos Manuel, Martha Perpetua, Mario Fernando, César Augusto, María Isabel y M. Carla, sin dejar de mencionar a su último vástago Hugo.

En la despedida, palabras para referirse a su trabajo teatral “El Incendio de Chota”, obra que fuera escenificada en alguna oportunidad por alumnos del Instituto Superior Pedagógico “Nuestra Señora de Chota”. Me explica acerca de las motivaciones para escribirla. Dice:

-Lo principal fue dar a conocer acerca de este desagradable episodio que el tocó vivir a Chota, valiéndome de fuentes familiares. Nada más. Era necesario relatar este infausto hecho, por supuesto sin afanes protagónicos. Después creo que hubo malos entendidos.

Al final, las palabras de despedida, el apretón de manos.

Hasta siempre, don Mario. (HCA).


*En CONDAC. Año 3, Nº4. Setiembre 1998.

1 comentario:

  1. Mi abuelo el dr julio vasquez acuña a sus 97 años un hombre ejemplar varias veces alcalde por chota y diputado por cajamarca muy querido y recordado.

    ResponderEliminar