ENCUENTROS CERCANOS CON GRANDES TIPOS
Chiclayo.
Plazuela Elías Aguirre. Jueves 10 de octubre de 1997. Mis pasos se dirigen al
local del Partido Aprista Peruano. Me habían comunicado que aproximadamente a
las 7.30 p.m. encontraría en ese lugar al Prof. Guely Villanueva Díaz.
Desde hace
algunos días tengo urgencia de hablar con él.
Antes, una confesión: después que presentó su libro NIXA EN EL
SIGLO surge en mi mente el deseo de dedicarle un artículo. Lo pensé: CÓNDAC
puede ser propicio para dedicar un espacio a tan reconocido maestro.
Tras unos
minutos de espera, veo que su característica figura llega al local aprista. Me
aproximo. Un saludo y apretón de manos, no muy efusivos. Le explico el motivo
de mi visita. Lo de siempre, palabras protocolares. Enseguida me hace pasar a
la biblioteca de su local partidario.
Todo me resulta extraño. Es comprensible, primera vez que tengo
contacto con estos ambientes. Seré sincero: percibo cierto ambiente de
desolación. ¿Estarán cerca los días cuando se escuchen con mayor fuerza los
gritos y hurras en apoyo a los partidos políticos de nuestro país?
De Guely Villanueva sabía poco. Únicamente lo que su hermano
Pepe me habló alguna vez sobre su producción literaria. Desconozco a plenitud
su larga trayectoria como maestro y político.
Se inicia
la conversación. Primera pregunta:
-¿Profesor Guely, qué recuerda de su niñez en
Chota?
Una larga
respuesta:
-El campo,
las plantas; sí, la hermosa campiña; mis horas de juego con amigos entrañables,
de los que se encuentran en Chota: Miguel Vega G. y Amílcar Mestanza.
Sigue
hablando. Recuerda su primera labor como “ayudante” de albañil moliendo
cemento, su primer pago, y un gran susto, según lo tiene consignado en un
cuento titulado “Don Carlos Coquero”.
Le pregunto
sobre sus padres. Se emociona y los evoca con cariño. Sin embargo dice:
-Por ser el
menor, con mi padre no tuve el acercamiento que sí gozaron con mis hermanos.
Lo comprendo, a veces sucede eso.
Me parece
que él estuviera viendo a su padre, don Glicerio, en la pasión que lo envolvió
por siempre: la pintura; a su querida madre, doña Orfelina, dedicada a las
albores del hogar. Hace referencia a lugares, casas, habitaciones. Después de
todo, en Chota estudió la mayor parte de su educación primaria. Otro grato
recuerdo para él: haber pertenecido al club “Corazones Valientes”, institución
infantil formada a iniciativa del R.P. Segundo Idrogo; menciona a sus
componentes y grandes amigos como Eduardo y Alberto Díaz Calderón, a Reinaldo y
Jorge Arrascue La Torre, Agustín Villegas, Fermín Y Elías Villena, Beto
Fernández, Rafael Aguinaga, Luis Díaz Martínez, su hermano Estuardo, entre
otros.
A estas alturas la conversación se torna más cálida.
Me refiere:
-Yo no tuve
habilidad como deportista, sin embargo conseguí un lugar en el equipo… portando
el botiquín.
Se ríe.
Hasta se atreve a confiarme sobre su apodo de esa época. Dice sonriendo:
-A mí me
llamaban “piernas gordas”. De sus estudios primarios, en Chota, pondera el
desempeño de su Prof. Jorge Sánchez Saldaña en la Escuela Nº 73.
Siguen más
preguntas. A continuación las respuestas. Ne hace conocer sobre el desarrollo
de sus estudios en diversos centros educativos. Todo lo tiene claro en cuanto a
fechas y acontecimientos que lo marcaron para siempre. Hago un resumen: sus
estudios primarios los concluye en Chiclayo, en la Escuela Nº 243 (San Pedro),
año 1954; la huelga que se suscita en el colegio “San José”, en 1956, le impide
continuar sus estudios en ese prestigioso centro educativo. Precisamente la
amistad con uno de los líderes de esta huelga, Lorenzo Díaz Fiestas, que al año
siguiente desempeña labores de docente en el colegio particular “Chiclayo”, es
decisivo para su afiliación en el partido de sus amores: el Partido Aprista
Peruano. El mismo aclara:
-En el
presente año estoy cumpliendo 40 años como militante aprista.
Sus
estudios secundarios los concluye en el colegio “Manuel Pardo” en 1961. Al año
siguiente viaja a la Argentina. Ingresa a la Facultad de Arquitectura de la
Universidad Nacional de la Plata, donde ya su hermano Estuardo estudiaba
Medicina. A su llegada un infausto hecho: la muerte de su querida madre desde
hacía cuatro meses. La vida continúa. Luego, su ingreso a la Universidad Nacional
de Lambayeque. En 1968 es el primer aprista en asumir la presidencia de la Federación
de Estudiantes. En 1972 se gradúa como profesor, pero hay algo que aclarar: ya
en 1966 fue nombrado docente del colegio “San Martín” de Cayaltí.
Trabajó
también en los colegios particulares Santa Martha, María del Socorro y Elías
Aguirre. En 1973 es el año que lo reasignan al colegio “Elvira García y
García”. Precisamente en este centro educativo cesa en el cargo de docente,
después de haber cumplido los 30 años de servicios oficiales, para lo cual
también acumuló los tres años de desempeño laboral como regidor del período
1980- 1983. Recuerda como gratificantes
experiencias, plenas de servicio, su paso como Sub-Director Departamental de
Educación, año 1987, y Director de la USE de Ferreñafe en 1989.
¿También nos
habla de política? Claro que sí. Y lo hace con pasión. De lo mucho que aprendió
de Víctor Raúl Haya de la Torre, del contacto personal de su jefe y de los
consejos recibidos. Rememora ciertos hechos; tiene tan presente a sus
compañeros de partido: a los que sirvieron y a los que se aprovecharon.
Percibo que se emociona; tiene deseos de fumar. Le indico que yo
no fumo por tener una dolencia en la garganta. Educadamente él decide no hacerlo.
Más
preguntas. Reconoce que el APRA en el poder cometió errores, pero no hasta tal
punto de la forma como ha sido satanizado por este gobierno. Lo central reside
en su devoción por Víctor Raúl Haya de la Torre y la doctrina de su partido.
Afirma:
-Después de
mi padre, Víctor Raúl; en todo caso, yo soy más hayista que aprista.
Hace
referencias a los viejos líderes apristas. De Andrés Townsend guarda gratos
recuerdos. De otro lado, evoca con cierta nostalgia su desatinada expulsión del
partido por parte del Comité Ejecutivo Nacional. Siente que no todo está
perdido para los partidos políticos. Afirma que el APRA sigue siendo
alternativa para guiar los destinos de país…”Y es posible que con Alan García
al frente”.
Guely Villanueva
ha escrito varios libros. Se ha especializado en temas dedicados al APRA,
consumiendo largas horas de investigación. Con mucha razón Andrés Townsend dijo
de él: “es el archivero mayor del APRA en Lambayeque”. Comenta que en Lima
tiene una obra terminada sobre Haya de la Torre, que espera sea editada por la
dirigencia nacional. En lo referente a su actual accionar, pertenece al
directorio nacional del Instituto Víctor Raúl Haya de la Torre que preside el
Dr. Luis Alva Castro.
La
conversación está por terminar. El tiempo pasó muy aprisa. Tiene palabras de
cariño para sus cuatro hermanos; cuatro mujeres: Felicia, Consuelo, Deysi y
René; tres varones: Jaime, José y Eduardo.
Fue
placentero conocer a Guely Villanueva. Casado con Coty de la Oliva. Padre de
cuatro hijos, su mayor orgullo: Liliana, Guely Víctor Raúl, Miguel Armando y
Luciana, de 17, 16, 13 y 7 años, respectivamente. La primera, estudiante de
Derecho en la Universidad Particular de Chiclayo. El segundo, alumno sanjosefino,
actual Secretario General de la Juventud Aprista de Lambayeque.
Tengo más
datos. El Prof. Guely establece su admiración por Nixa, el Dr. Guillermo Baca
Aguinaga y por el Prof. Alfredo Delgado Bravo. Asimismo llego a saber de su
adicción por la lectura, su preferencia por las películas con motivaciones políticas;
de su poca afición a los deportes y que no le agrada practicar el baile.
-Solamente
me gusta ver cuando lo demás bailan-dice. De licor, nada de nada.
“Sin embargo, Prof. Guely cada 28 de diciembre tiene que ser
propicio para que se tome un vinito”.
Al final,
el acto de despedida. Yo, por supuesto, más tranquilo.
Hasta pronto profesor.
*En CONDAC. Año 2, Nº 2. Octubre 1997.
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