23.04.2004. Once de la
mañana, aproximadamente. Una cita concertada con antelación para visitar a un
amigo. Sí, propicia para ir al encuentro de un chotano, un maestro, un
ciudadano muy admirado. Oportunidad de abrazarlo con motivo de la celebración
de su cumpleaños. La ruta a seguir es corta, de Chiclayo a Ciudad Eten. Al frente del grupo el profesor
César Díaz Ramírez, principal motivador para este singular paseo, quien no
puede ocultar su alegría por la presencia de amigos que realmente lo estiman.
No es para menos, su señor padre, don Artemio Díaz Campos, en la fecha está
cumpliendo 94 años de edad. Por supuesto, la compañía del Dr. José Villanueva
Díaz y del Prof. Fortunato Manosalva Vásquez siempre resulta halagadora. Al
volante, con manos seguras, el señor Manuel Meregildo Tamay, dando muestras de
su característica amabilidad.
Minutos más tarde ya nos
encontramos en ciudad Etén; quinta
"La Florinda” es la meta final. Al lo lejos, sentado al borde de un terreno
no tan fértil, divisamos a don Artemio Díaz. Se encuentra acompañado de dos
personas. Mientras tanto, nos ubicamos en el patio de su casa a la espera que
llegue. Su paso es muy lento; para que se movilice tienen que ayudarlo. En su
figura se destaca los años vividos con intensidad, muchos de ellos dedicados a
la labor docente, al trabajo agrícola, en suma al servicio de sus semejantes.
Luego las presentaciones y saludos de estilo.
Hora de charlar. Pepe
Villanueva, siempre atento y previsor, grabadora en mano, toma la iniciativa.
Dirige el primer saludo en representación
de los amigos presentes, con mucha propiedad y: desbordante cariño.
-Sus
primeras palabras, don Artemio
- Por donde comienzo.
Todas las ideas se amontonan en mi cabeza. En este día que cumplo años, dejar
un recuerdo y para que nosotros y todos los peruanos seamos felices. Son dos
cosas, el Perú necesita dos cosas: educación y alimentación. Qué hacemos
nosotros con habitantes sin educación. Somos como seres puestos en el campo que
no saben por donde irse. Les aconsejo a todos ustedes, educar a la familia. Yo
tengo muchos recuerdos de mis alumnos. Siempre me llaman, de todas partes. Con
mis consejos han salido adelante, porque ser maestro no sólo es ir a dictar
operaciones, ni explicar las partes de la planta, hay que formar la personalidad,
hay que cultivar los sentimientos, la amistad.
Enseguida interviene el
Profesor César Díaz. La oportunidad es especial:
- En nombre de mis
hermanas y el mío agradezco a ustedes,
dilectos amigos, que han tenido la buena voluntad de acompañar a mi querido
padre en este día de su onomástico. Gracias papá por todo lo que me has dado,
para mantener mi fe como maestro y por los consejos que me regalaste. Amigos,
mi papá siempre me dijo: “Hay dos cosas que no aprendí en la vida, a manejar
carro y a robar”.
Reseñemos. Don Artemio
Díaz Campos nace en Colpa Matara. Sus padres, don Eustaquio Díaz y doña
Griselda Campos. Sus estudios primarios los inicia en la escuela de su
comunidad, recuerda con mucho cariño a uno de sus maestros, don Antonio
Sánchez. Dice, “uno de esos años, el alcalde pidió que todos los alumnos fueran
a dar exámenes al Concejo Provincial; así fue; por mi parte yo estaba bien
preparado, en matemáticas respondía muy bien”. Su educación primaria la
concluye en el 61 (Hoy EE. 10381). 'Wilfredo Regalado fue mi maestro, le decían
"el fiero". Otro, don Calixto Zamora, el que más recuerdo". Su
educación secundaria lo cursa en el centenario Colegio “San Juan'. "Había
grandes educadores, el Dr. Zuloeta, el Dr. Cadenillas, el Dr. Aníbal Díaz
Bazán, el Dr. Oscar Cevallos. Tuve buenos profesores. Recuerdo a mi maestro, don
Glicerio Villanueva, el hombre de la pintura; a don Antenor Tantaleán, el
hombre de la disciplina”.
- Don Artemio, háblenos de sus compañeros de
colegio.
- Abel Carvajal, los
hermanos Sánchez Castro, muy palomillas; los dos Campos; Celso Cadenillas, muy
amigo mío, pero no estudió conmigo. De Cutervo, Nacor Ríos, Salomón Vílchez, hombre inquieto,
hombre de cultura; el Dr. Montenegro. De Bambamarca, Mejía, mi compañero,
"el torito', un gran futbolista. Muchos han muerto, yo me he quedado solo.
Don Artemio Díaz Campos
cursa sus estudios superiores en la Universidad Nacional de Trujillo, su
trabajo magisterial lo inicia en esta ciudad. Posteriormente labora en
Huancabamba, Conchán y Puerto Etén. Cesa, después de haber cumplido 37 años de servicios
en la docencia,
Sobre sus familiares nos
comenta “Tengo tres hijos. Maruja es profesora, vive en Chota, César tiene una
empresa de correo particular, Luz Marina es contadora, vive en Chiclayo”. Con
orgullo expresa: “Mi nieto Pepe Cerna es abogado, hijo de mi Maruja, trabaja en
Ica". Agrega "No hay cosa más grande que la educación, me siento
feliz, toda mi familia está formada'.
Don Artemio vive añorando
a su querida tierra. "Mi Chota, mi Chota, ya no puedo verte. Mi Virgen de
Chota, tan milagrosa. La Feria San Juan Bautista, muy buena, me cuentan que vienen
toreros españoles, todo lindo”. Respecto a sus convicciones políticas de
declara aprista. "Soy aprista, por ser un partido con ideales, del pueblo.
Tuve la suerte de conocer a Haya de la Torre en Chiclayo. A Alan también lo
conozco”.
Tarde de sol, de alegría.
Don Artemio Díaz y sus anécdotas. Conociendo sobre sus inicios en Chota, de sus
relaciones familiares, de su trayectoria como alumno y como docente, de su
trabajo con don Catalino Coronado, de su desencanto con la Reforma Agraria del
general Velasco, de su estancia en Eten. En fin muchas vivencias; pero sobretodo
sintiéndose muy honrado de sus raíces, y orgulloso de sus hijos, aspirando a
que éstos vivan siempre unidos.
En definitiva, grata
visita a un respetado maestro chotano. Con seguridad, fecha para no olvidar. Hasta pronto don Artemio. (HCA).
*En
NORTE. Año 2004
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